martes, 11 de noviembre de 2014

Alquimia

Alquimia
Todos somos alquimistas y nuestro éxito como tales no depende solo del resultado sino del proceso que hayamos seguido para llegar a lo que brilla y a lo valioso.
Suponemos que el plomo es lo disvalioso y lo que queremos modificar sin considerar que importa por el mero hecho de que es lo que permite que se origine la metamorfosis, es el punto de partida del cambio. El plomo es un hecho que llega a nosotros y nos brinda la posibilidad de transmutar o de mantener el status quo, lo valioso o disvalioso no es el hecho o la situación en si misma sino la mirada y la capacidad de la persona ante quien se presenta.
Es al final de cuentas la persona la que decide que es importante, que es lo que sirve y que no. Pero también es la persona la que tiene la capacidad de romper la estructura de su razonamiento habitual y así darse cuenta que de lo que a veces creemos que es malo y opaco puede resultar algo bueno y que nos llene de luz. No existe luz sin sombra, ni sombra sin luz.
Se puede construir desde el dolor, desde el rencor y desde el miedo. Pero es el cambio de visión y la actitud con la que enfrentemos las cosas las que nos permiten, aún desde un cimiento de doloroso, construir algo lleno de amor que funcione como contención y no como prisión.
Siendo este el año más particular de mi vida quiero agradecerles a aquellos que me acompañaron con palabras, con oraciones, en presencia y en silencios, con retos, sermones, lágrimas y risas, a transformar algo que a primera vista parecía "malo" en una situación que me llena de satisfacciones, de alivio y de paz.
Aprendí que aún en los momentos que parecen más difíciles son transitables si se habla, aprendí que de todo se aprende, entendí que se aprende desde la experiencia y no solo desde la razón, aprendí que el dolor puesto en palabras duele menos, aprendí que respetar el cuerpo es respetar la mente y viceversa, aprendí a no apurar mis tiempos ni tragar mis lágrimas. Aprendí que no hay bueno o malo, solo hay situaciones más o menos complejas y que de ambas se aprende y desde ambas se contruye. Aprendí a no tenerle miedo a la muerte, porque aún cuando ella es irreversible como aceptarla y transitarla es una cuestión que decide uno, aprendí que si bien no puedo conquistarla, aceptándola estoy más cerca de experimentar la vida plenamente.
Aprendí y aprendo día a día, disfruto la experiencia de la vida desde un lugar que hace unos años hubiese creído imposible de alcanzar, el del observador que acepta la situación como es y por esa aceptación la condiciona.
Un año después...muchas pero muchas gracias a todos por acompañarme en esta experiencia de transformación de lo disvalioso en valioso, en donde lo que lo origina es tan valioso como su resultado pero nunca más importante que su proceso. Bien plantada, en calma, en paz, rodeada de gente increíble, tranquila conmigo y con los demás, intentando ser más compasiva y tolerante.... GRACIAS, MUCHAS GRACIAS POR ACOMPAÑARME EN ESTA TRANSFORMACION