viernes, 29 de noviembre de 2013

Greenpeace


Me levanto de la siesta, me ordeno los pelos con los dedos y salgo a la calle. Ahí están ellos, nunca los imaginé tan rápidos. Eran dos, se mueven en parejas, rodean a la presa temerosa, la engañan con sonrisas y bromas.

Caminaron sonriendo hacia mi, invitandome con sus brazos abiertos a un abrazo, mientras en su mano se sacudía un papel.

Yo (dormida), intenté evadirlos, pero ellos me esperaban, entrenados en perseguir y cazar a los de mi tipo, los distraídos, los dormidos, los que vienen en Babia.

"¿Te queres unir a Greenpeace?" disparó ella, palabras filosas que cortaron mi piel, que me trajeron de vuelta a la dura realidad.

"JIPIS, malditos jipis, terroristas de la ecología. Antes muerta que una de ustedes, inadaptados, vayan a trabajar. Viva la propiedad privada" contra ataqué.

Mis palabras fueron puñales, demolieron su sonrisa, intentaron defenderse. No lo lograron. 

Más adelante había otros dos cazando a una vieja que oyó mi sagaz defensa y se sumó a ella como taxista a la cola de ambulancia con sirena prendida. También vociferó contra los ecoterroristas.

¿Unirme a Grinpis? ¿Yo? NI LOCA.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Lo que tenga que ser...


"Lo que tenga que ser, será".
Llevo toda el día repitiendo esa frase como si fuese un mantra. 
No se si la finalidad es calmarme a mí o a quienes me rodean.

Veo como todos a mi alrededor avanzan y se mueven a gran velocidad. 
Creo que en un momento yo también estuve a la par de ellos, ágil, apurada.
No se en que momento me inundó la paz o cuando decidí que de nada sirve llorar o patalear.
Hay cosas, sobre todo las decisiones ajenas, que no puedo cambiar...
Por eso insisto... lo que tenga que ser, será.


viernes, 8 de noviembre de 2013

Egoismo

A los golpes aprendí que ponerse en primer lugar no significa que uno sea egoísta.

Que uno se quiera y se cuide no implica que no se preocupe, y mucho, por el resto. Pero es impresionante la cantidad de gente que se sorprende por esta sana actitud.

Estamos en equilibrio cuando aprendemos a querernos a nosotros mismos y a aceptarnos con todas nuestras fallas  y cuando, superándolas, sentimos lo mismo por los demás.

Querer a alguien sin saber quererse a uno mismo es, a mi manera de ver, una forma destructiva de amar. No digo que el sentimiento no sea real sino que es dañino para el que ama y para el que es amado.

Quererte es la mejor manera de querer a los demás. 

Monocromática

Me di cuenta que nada es monocromático.

Fue cuando miraba las nubes que lo noté.

 Tienen grises, celestes, rosas y distintos tonos marfil.

 Son esos mil tonos, esas mil pinceladas las que ¡por fin! las hacen blancas.

¿De qué colores estaré compuesta yo?