viernes, 22 de marzo de 2013

Cortarse para cortar

Las heridas se curan sangrando.  El cuerpo es sabio. Uno se lastima, se corta y las plaquetas van ahí, se amontonan,  se secan, se hace cascarita y se cae; como que si nada hubiese pasado.

Las heridas del alma, son iguales, si te cortaron, si te lastimaron hay que sangrar en palabras, que se amontonen ahí, donde dolió,  que se haga costra.

El problema es desangrarse, decir de más, exponerse.  Exanguinarse y morir en la palidez del blablabla, en el común, en lo obvio.

Murió diciendo. Murió sangrando.

Rojo. Sangre. Carmín.

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